Thursday, June 21, 2012

UN ROBOT CON SENTIDO DEL TACTO

Crean un robot con un sentido del tacto más sensible que el de los humanos. Tiene huellas dactilares e identifica lo que toca a través de vibraciones.
¿Qué siente un robot cuando toca algo? Normalmente, nada. Pero, gracias a unos sensores y a un programa informático, a partir de ahora los robots podrán sentir, notar e incluso identificar diferentes materiales sólo con tocarlos. Todo gracias al avance realizado por unos investigadores de la Viterbi School of Engineering de la University of Southern California (USC) de Estados Unidos.
Los científicos, cuyo trabajo ha aparecido publicado en la revista Frontiers in Neurorobotics, demostraron que un robot especialmente diseñado pudo incluso superar a los humanos en la identificación de una amplia gama de materiales naturales, a partir únicamente de su textura.
El avance abre camino al desarrollo de prótesis sensibles, robots de asistencia personal más especializados, y pruebas específicas de productos de consumo, pública la USC en un comunicado. El robot desarrollado en esta investigación fue equipado con un nuevo tipo de sensor táctil creado para imitar las puntas de los dedos humanos. Asimismo, también lleva incorporado un algoritmo de nuevo diseño que permite tomar decisiones sobre cómo explorar el mundo exterior, siguiendo estrategias también humanas.

El sensor puede indicar además dónde y en que dirección aplicar la fuerza de la punta de los dedos, así como las propiedades térmicas de un objeto que está siendo tocado. Al igual que los dedos de las personas, el sensor BioTac® tiene una piel suave y flexible, que rodea un líquido de relleno. Esta piel cuenta con huellas dactilares en su superficie, que permiten elevar la sensibilidad a las vibraciones.
De este modo, a medida que el dedo se desliza sobre una superficie con textura, la piel vibra de diversas maneras. Estas vibraciones son detectadas mediante un hidrófono situado en el interior del núcleo, y que es similar al hueso del dedo. Aunque el dedo humano también utiliza vibraciones de este tipo para identificar diversas texturas, el dedo del robot es aún más sensible

Thursday, June 07, 2012

EL TACTO Y LA MEDICINA AYURVEDICA

El ayurveda es un antiguo sistema de medicina originado en la India. Los buenos masajistas ayurvédicos, así como los de shiatsu, reconocen en los puntos y líneas energéticas del cuerpo la salud de los órganos internos. A estas líneas se las conoce en la cultura tradicional india como ‘nadis’, y a los puntos energéticos como ‘marmas’. El masajista ayurvédico y el de shiatsu detectan de manera táctil los problemas que puedan manifestarse en esos puntos y líneas exteriores al órgano afectado. Al ser presionados ligeramente el paciente experimenta dolor en zonas que no han recibido golpes ni han realizado movimientos intensos o bruscos. De modo significativo, es masajeando sabiamente esos centros y canales energéticos doloridos como se facilita la curación progresiva del paciente. Uno de los tratamientos básicos de la medicina aiurvédica es el śirodhara, que consiste en verter durante 40 minutos sobre la frente una mezcla tibia de aceites y hierbas.
Otra habilidad de los ayurvédicos es la de leer o auscultar el pulso de sus pacientes. Tocan con la yema de los dedos las arterias de la muñeca. Y no se trata simplemente de que cuenten las pulsaciones, ni siquiera de que conozcan a través de ellas el estado del corazón o la circulación, sino que por el tacto de las pulsaciones determinan el estado general de la salud de una persona y diagnostican los posibles problemas.
Dicen que un rey de la India era tan celoso que, en vez de permitir al médico ayurvédico tocar el pulso de la reina, ataba a la muñeca de esta un cordón y solo le daba a aquél licencia para, tras una cortina, reconocer el pulso sosteniendo el otro extremo del cordón.

Un día el rey, para probar la habilidad del médico, en vez de atar el cordón a la muñeca de la reina, lo ató a la pata de una búfala preñada que tenía en el establo.
–¿Qué tal se encuentra la reina? –preguntó el rey
–Enhorabuena, majestad –respondió el médico–. La reina está esperando una saludable cría de búfalo.